Testimonio: Cuando las circunstancias no te detienen
- AVM Projects
- Apr 23, 2023
- 5 min read
Por: Marlyn Vega
Hay cosas en la vida que pueden sucedernos cuando menos lo esperamos y tal vez esto pueda traer desesperanza, dolor, traición, tristeza, ansiedad, etc. a nuestras vidas. Puedes en ese momento no comprender el propósito por cual llegan a tu vida y traer confusión. Este es un testimonio de mi vida el cual de un proceso difícil se convirtió en uno de fe, amor, esperanza y unión.
Soy una mujer de 44 años, casada hace 24 años y con dos hijas jóvenes adultas. Que padezco de diferentes condiciones de salud, entre Asma, Fibromialgia, entre otras y una de ellas, Epilepsia, lo cual no me dificultó trabajar en un tiempo atrás y continuar con mi vida cotidiana bajo medicamentos. Hace 20 años, luego de sufrir un accidente el cual me dejó por un año entre sillón de ruedas y en un andador, tuve varias cirugías entre rodilla y tobillo, además de terapias físicas para tener movimiento otra vez en mi tobillo izquierdo, aunque no puedo moverlo como antes, sí puedo caminar, pues las probabilidades médicas eran que tenían que amputar mi pierna desde la rodilla por complicaciones. Pero doy gracias a Dios de no haber llegado a esa situación y de tener todavía esta parte de mi cuerpo y poder seguir adelante, aunque fuera con un defecto que apenas las personas pueden notar. Aunque todo en la vida me eran un poco difíciles, yo seguía batallando, llegue un momento en que ya no podía trabajar, pues algunas cosas se complicaron y una de ellas fue mi condición de epilepsia. Llegue en un momento en que no niego me desespere, pues era muy joven y con dos niñas muy pequeñas para ese entonces, o sea un esposo y unas hijas que atender. De ser totalmente independiente en mis cosas, llegue a depender de otras personas en algunas ocasiones pues no podía valerme de mi misma. De ahí en adelante, me discapacitaron legalmente. Esto fue fuerte para mí, pues llegué a una situación cuando yo tenía un mundo por delante y tal vez pensaba que todo ahí acababa, pero no, comencé a dirigir mi mente en otras áreas de mi vida que no había descubierto, que estaban todo el tiempo ahí, pero no las había desarrollado. Fue entonces donde comienzo a redescubrir cosas en mí, a luchar con más fuerzas que nunca en medio de aquellas circunstancias, era un mundo nuevo y lleno de esperanza. Es donde Dios apenas comienza a presentarme ese nuevo plan y propósito que tenía para mí.
Luego de unos 5 años aproximadamente, cuando todo estaba “mejorando” tuve una enfermedad grave llamada Steven Johnson Syndrome, la cual el cuerpo tiene una reacción alérgica, en mi caso a unos medicamentos; y mi cuerpo lucha con el mismo. Es una reacción desde adentro hacia afuera y salen ampollas de quemaduras como de segundo grado. Algo que te va destruyendo, clínicamente pocas personas sobreviven a esto y pocos médicos en hospitales saben manejar la situación. Para resumir lo que me paso, pues en otra ocasión gustosamente puedo explicar los detalles, si puedo decirles que me encontraba clínicamente entre la vida y la muerte, estuve en coma y entubada por 7 días y 42 días en una unidad de intensivo. Soy realmente a lo que los médicos llaman “un milagro de Dios”, pero si lo fue, esa es mi creencia y en quien me apoye todo ese tiempo, en el Señor, quien me dio las fuerzas que necesitaba para sobrevivir, aparte también la de mi familia.
¿Qué les quiero decir con todo esto?, pues llegó un momento en que mi salud se deterioró demasiado y pueden decir “bendito pobre mujer” ¿Qué de bueno tiene todo esto? Pues quiero decirles que a pesar de las enfermedades y adversidades en mi vida, no me detuvieron, el que estuve en un sillón de ruedas o con un andador no me detuvo, que tener un impedimento físico no me define, que las enfermedades en mi vida no son causa de pena, sino de perseverancia, de testimonio de que Dios tiene el control y que no soy la única en este mundo que las padece lamentablemente, por eso debemos ser empáticos con los que sufren y orar por ellos, ayudarles, que pude ganarle la batalla a la muerte con la ayuda de Dios, manteniendo mi fe y mi confianza en Él. Que tuve una familia que con amor me cuidó, pues en el momento que más necesité nunca me dejaron sola, fueron ese apoyo y esa fuerza incondicional. Que cuando tuve un momento en el que mi matrimonio ya estaba a punto de divorcio, hubo una reconciliación. Que cuando los médicos dijeron a mi familia esperen lo peor, es mejor despedirse, Dios dijo lo contrario e hizo un milagro de vida y amor en mi vida. Cuando algunos no creían que Dios podía hacer, les enseñó que de Él viene el Poder, que todo es en su voluntad y en su tiempo. Que cuando un pueblo se une en oración algo tiene que suceder y la atmosfera cambia. Que por esta causa algunos se acercaron al Señor o se reconciliaron con El, que en Dios hay vida y paz para los que claman a Él.
Aprendí tantas cosas en el camino y aunque lloré, grité y me desesperé, sí, pero Dios fue ese consuelo en mi vida, quien siempre me sostuvo y nunca se apartó de mi lado. Ahí en ese desierto de la vida pude enfocar mi mirada en Dios y ver otras cosas en las que podía ser útil al mirarme a mí misma. Descubrí que me gustan otras cosas como las manualidades, que me gusta servir a las personas que se encuentran en las mismas condiciones que yo y poder llegar a ellas y dar esa palabra de aliento, de que no están solas, de que hay un más allá. Pude ver el plan de Dios en todo esto y poder trabajar en ministerios en mi iglesia de aquel entonces y aún seguimos haciéndolo. De tener un tiempo para mí, mi esposo y criar a mis dos hijas y no depender de otras personas, poder llevarlas a la escuela, estudiarlas, ese tiempo con ellas, que más puede pedir una madre. Y así mismo también hacer las cosas de mi hogar, estar con mi familia y dedicar tiempo en mi Iglesia.
De todo lo que parecía estar mal en mi vida, poco a poco cambio a bien y aunque fueron tiempos difíciles y puedo decir dolorosos y aún todavía hay luchas, pero me han hecho una mujer más fuerte, un ejemplo para mis hijas, más dedicada, tener más compasión con aquel que este desvalido. Además, me hizo ver el amor de Dios en mi vida y de los míos, cuán importante son ellos para mi y yo para ellos, de que nunca debemos perder la fe y la esperanza, mantenernos firmes, confiados. Que siempre el Señor tiene un propósito, un plan para nosotros, que el actúa a su modo, no al nuestro, aunque no lo comprendamos. Que las circunstancias que pasamos en la vida no nos definen y nunca nos deben detener. ¡Dios te bendiga!

Comments